miércoles, 26 de agosto de 2009

No somos nada. Él lo es todo.

No somos nada. Él lo es todo.
Mis fuerzas son suficientes para sobrevivir, pero no para vivir. Mi pequeñez, su Grandeza. ¿Quién como Él que domina los cielos y los mares? Aquello que aunque el hombre lo intente no puede controlar. ¿Quién osará en levantarse en contra de ti y quedar de pie? No somos más que nada que es algo por ti. Cuánto orgullo y soberbia hay en nuestros corazones cuando dejamos de pensar en ti, el hacedor y dador de todas las cosas. Tenemos una mente tan predispuesta a dejarte, a olvidarte, a negarte. No nos dejes, Señor, pecar de tal manera. Líbranos. Funda tu mente con la nuestra para ser sólo una nuestra manera de pensar. Llénanos de tu plenitud para que sea solo eso que lo que otros puedan ver en nosotros. Haznos uno contigo.

Reflexión a partir del salmo 18 y pensando en Juan 17.