Génesis 4:1 - Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora.
El Plan de Sara salió mal. Si bien el objetivo se cumplió, que Agar concibiera, quedara embarazada, los resultados no fueron los deseables. Agar miraba con desprecio a su señora. Este plan generó una enemistad entre dos mujeres.
Por tres cosas la tierra se estremece, y hay una cuarta que no puede soportar: un esclavo que resulta siendo rey, un tonto que tiene todo lo que necesita, una mujer despreciada que consigue marido y una esclava que suplanta a su ama - Prov 30:21
Agar miraba con desprecio a Sara. Agar era una sierva orgullosa, en su corazón anhelaba una posición que no le correspondía. Tenía una actitud de soberbia, de altivez. Agar se creyó más de lo que era. Dicen que “los ojos representan el espejo del alma”. Nuestra mirada puede transmitir cómo nos sentimos. Si estamos alegres, enojados o si tenemos algo contra alguien.
Ni Sara estaba en su mejor momento, ni Agar tenía un carácter muy sumiso para llevar la tarea. No podrían esperar que Agar tuviera el corazón recto para llevar a cabo la tarea. ¿Qué sabía Agar acerca del Dios de Abram?
Como señala el comentarista Nicoll “No se podía esperar que la esclava. simpatizará con el propósito que Abram y Sara tenían en vista cuando la utilizaron. Habían calculado encontrar sólo la obediencia mecánica e incuestionable de la esclava, incluso mientras la elevaban prácticamente a la dignidad de una esposa. Habían imaginado que hasta en los sentimientos más profundos de su corazón de mujer, incluso en las esperanzas maternas, ella sería plástica en sus manos, su mero instrumento pasivo”
El uso de las personas como un mero instrumento para nuestro objetivo está mal y tiene consecuencias. Dios no quiere que usemos a las personas para cumplir con nuestros objetivos. Eso se llama manipulación. Sara actuó como una mujer manipuladora.
Una persona manipuladora se aprovecha de los otros, utiliza a los demás para conseguir beneficios propios. Sara se aprovechó de su sierva Agar para cumplir sus propósitos, ser madre y obtener el honor que eso conllevaba. Este aprovechamiento le salió mal, no calculó que la sierva podría reaccionar en contra de ella.
¿Cuánto conocía Sara a Agar? Hacía más de 10 años que Agar había sido traída de Egipto con ellos. ¿Cómo trataría Sara a Agar cómo para que en el primer desliz, la sierva se volviera contra ella? El corazón del hombre es engañoso. Difícilmente podemos conocer nuestro corazón y mucho más difícil es pretender conocer el corazón de otra persona. Todos estamos tentados a traicionar a las personas que nos rodean. No debemos poner cargas en los demás difíciles de llevar.
Involucrar a terceros en una relación es un riesgo. Si vas a pedir consejo por algún asunto matrimonial, busca a la persona correcta, no busques consejo en una “egipcia”. Una persona no creyente te dará consejos basados en la sabiduría del mundo. Buscá consejos en una persona que profese ser creyente y que tenga un corazón entregado a Dios. El consejo debe provenir de la Palabra de Dios y de la oración. No sea que por un mal consejo seas arrastrado a tomar decisiones imprudentes que traigan consecuencias en tu matrimonio.
A veces los problemas matrimoniales son tan abrumadores que se nos salen como quejas y los receptores de esas quejas suelen ser personas no creyentes, quizás porque son compañeras de trabajo, de estudio o familiares. Al contarles nuestros problemas, es inevitable que nos den su punto de vista, su opinión, y te digan qué harían ellos. Obviamente, nunca van a decirte “Orá, Buscá a Dios” sino es más probable que su consejo esté basado en una sabiduría terrenal, generalmente egoísta y orgullosa, que nada tiene que ver con la voluntad de Dios.
El plan de Sara no incluía a Dios. En ningún momento Sarai se detiene a considerar si entregar a su sierva para concebir un hijo era parte de Su voluntad. Del mismo modo, Abram tampoco busca a Dios para reflexionar sobre la propuesta de Sarai. Es notable cómo Dios permanece en silencio, pero siempre presente.
Genesis 16.5 - Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta (jamas) sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer; y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue (shapat) Jehová entre tú y yo.
El orden divino establecido había sido distorsionado. Sara le había entregado a la sierva de acuerdo a la antigua Ley de Nuzi, una ley totalmente pagana. Los consejos del mundo estaban rigiendo la relación matrimonial de Abram y de Sara.
Según esta ley, el derecho sobre el niño le correspondía a Sarai, lo cual significaba que Agar «hizo todo el trabajo» sin recibir privilegio alguno. Como resultado de tal situación, Agar atormentaba a Sarai. Por ser cabeza de la familia tribal le correspondía a Abram mantener el orden, pero no lo hizo. Abram debería haber puesto a Agar en su lugar, debía haber corregido su actitud, pero en lugar de ejercer el rol que le correspondía de juez, Abraham fue indiferente.
Dentro de este sentido cabe el recurso de Sarai ante Dios contra Abram por no haber mantenido sumisa a Agar. Ahora sí, cuando las cosas no salen como las planeo Sarai apela a la persona de Dios, como mediador, Abram acepta que Sarai tiene razón y le entrega a Agar para que disponga de ella, o sea, para que corrija su actitud. Abram podría haber usado su rol para poner orden en la relación sin embargo no lo hizo, se desligó y le entregó a Agar a Sarai para que hiciera lo que quisiera con ella.
Genesis 16.6 - Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia.
Abram entregó a Agar bajo el dominio de Sarai. Se suponía que Sarai haría algo bueno para Agar, sin embargo, Sarai la maltrato, la oprimió. Sarai no tenía un corazón misericordioso, bondadoso o perdonador sino que se aprovechó de su posición para dominar a Agar y Agar que evidentemente no era una sierva muy sumisa huyó.
En esta situación podemos ver tres problemas: Abram no es diligente, no cumple su rol como jefe de familia, no mantiene su casa en orden; Sarai tiene un corazón vengativo oprime a Agar cuando tiene la posibilidad y Agar tiene corazón altanero, orgulloso, que no se corresponde a su lugar en el hogar. Ninguno de los tres actuó de acuerdo a la palabra de Dios sino que cada uno se manejó según su corazón.
¿Qué debería haber hecho Abram? Actuar como el hombre de la casa y poner orden, ser el mediador entre las dos mujeres. ¿Qué debería haber hecho Sarai? Debería haber perdonado la ofensa de su sierva ¿Qué debería haber hecho Agar? Debería haber cambiado su actitud hacia su Señora, Sarai.
La familia estaba sufriendo las consecuencias de las malas decisiones. Si bien había una ley, o sea, lo que hicieron era legal, no estaba bien a los ojos de Dios y esto trajo consecuencias. Las leyes humanas no siempre reflejan la santidad de Dios. La Ley de nuestro Dios es mucho más alta, más santa y más sublime. Contentarnos con cumplir la ley humana a veces no es suficiente para caminar por fe.
Es nuestro deber buEn este episodio, vemos como Sarai planifica una estrategia para conseguir un hijo, sin tener en cuenta a Dios, usando a Agar. Cuando las cosas salen mal apela a Dios como mediador, sin embargo, esta apelación no tiene como objetivo buscar y descansar en la voluntad de Dios, sino que también usa a Dios para que Abram termine haciendo lo que a ella le parecía mejor. En ningún momento, vemos a Sarai buscando la voluntad de Dios para su vida o para su familia. Dios que lo ve todo no interviene.
scar la voluntad de Dios a través de su Palabra y la oración en cada acto de nuestra vida si queremos vivir una vida piadosa que agrade a Dios.