El
centro de la voluntad de Dios es el mejor lugar en el que quiero y deseo estar.
Es el lugar donde hay paz y Dios se encarga de ordenar el resto, incluso
nuestras emociones de enojo, amargura, ansiedad, estrés. Sin embargo, puede
haber momentos cuándo nuestras emociones se descontrolan y no sabemos por qué.