Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
Juan El Bautista tenía una característica esencial para el liderazgo cristiano y que a veces después de transcurrir muchos años como líderes desaparece: la humildad
Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
Juan reconoce que no es digno de bautizar a Jesús, sino que él debía ser bautizado por Jesús. Sin embargo, Jesús, quién conoce los tiempos, le indica que no era el momento para que sea reconocido como el Cristo.
Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
Luego Jesús y Juan siguieron cada uno su camino. Jesús comenzó su ministerio y Juan continúo con el suyo. Pasado los meses, los discípulos vieron que Jesús también estaba bautizando y le contaron a Juan.
Luego hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él.
En la respuesta de Juan El Bautista podemos observar su carácter:
No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.
Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe
En primer lugar, Juan El Bautista reconoce el liderazgo de Jesús como plan de Dios, en segundo lugar reconoce que él es simplemente un enviado, que no es dueño del ministerio, en tercer lugar su corazón se alegra (no se enorgullece) porque vé que la obra de Dios lo trasciende y en cuarto lugar entiende que es el momento de dar lugar en su ministerio.
Este breve pasaje nos podría llevar a reflexionar sobre el carácter humilde que debería tener cada líder o encargado. Hay líderes que permanecen en su ministerio más de 10 años y podemos “elogiarlos” por ser fieles y permanecer, sin embargo, si pasaron tantos años y aún permanece en el mismo lugar quizás sea momento de reflexionar si es preciso menguar para que otros puedan crecer.
Pasar la posta traerá mayor gozo que enquistarse en un ministerio.
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