El ministerio debería llevarnos a depender más de Dios. A ir a Él como la constante fuente de agua viva. A recurrir a Él para dejar todos los conflictos o malestares en sus manos. El servicio debería llevarnos a confiar en su poder en vez de en nuestros esfuerzos. Debería llevarnos a buscar su voluntad en lugar de querer cumplir nuestros anhelos y deseos.
Que el servir a Cristo se convierta en parte de tu comunión diaria debería ser la meta.
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer." Juan 15.5
Solo en Cristo nuestro servicio, obra, ministerio, tendrá fruto porque separados de Él nada podemos hacer. Cada obra que no está en el Espíritu muerta está. Nada servirá el esfuerzo si no mantenemos una comunión diaria con Dios. Entregarnos por completo a la dependencia divina abrirá las puertas del servicio y nos llevará a una vida plena en Cristo.
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