Hechos 13:2-3
Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron
¿Cómo saber si la obra es de Dios? Si la obra es de Dios, aún cuando nosotros no estemos, la obra va a permanecer porque es la obra del Espíritu Santo y no nuestra. La obra de Dios no se detuvo cuando Pablo fue encarcelado y asesinado, sino que sigue hasta nuestros días, porque no era la obra de Pablo sino del Espíritu Santo
¿Si desapareces, la obra desaparecerá contigo? Cuando el obrero de Dios se entrega por completo a la obra de Dios y no a sus deseos, no es su obra la que prospera sino la Obra de Dios. Dios tiene un plan más trascendente que nuestras vidas.
Muchas veces Dios nos concede hacer cosas para Él que tienen su origen en nuestros deseos, anhelos, ideas y/o creencias, pero que nada tiene que ver con extender el reino cómo Dios quiere. En su infinita misericordia, Dios prospera esa obra por un tiempo, sin embargo no permanece.
A veces este camino es necesario de transitar para que aprendamos a depender sólo de Él y a entregar nuestro ser por completo a él.
Dios usa obreros apartados de su yo, de su propia voluntad, de su propia exaltación, humildes, para prosperar su obra. Apartados completamente para ser usados por el Espiritu Santo. Nada de mi, todo de Él para que la gloria no sea nuestra sino para aquel que es Digno.
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